Tierra y bancal - Fundación Galicia Verde

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PREPARACIÓN DEL SUELO


La producción de alimentos es el objetivo de la agricultura, pero hay que preocuparse de las consecuencias negativas que puede tener, tanto para la salud de las personas como del medio natural. La agricultura ecosocial se distingue por ser respetuosa tanto con este como con las personas, sean productoras o consumidoras.

El suelo es un organismo vivo y tenemos que cuidarlo minimizando las labores, respetando su estructura, y alimentando a la multitud de microrganismos que en él habitan, para que sean ellos los que propicien alimento a las plantas, y todo ello en un entorno equilibrado. Si actuamos de esta manera las plantas crecerán sanas y el suelo cada día producirá más, y los alimentos serán más nutrivos y con mejores cualidades organolépticas.
CONOCER EL SUELO
El suelo, como organismo vivo, nace (se forma), se desarrolla (fertilidad) y muere (desertización).  Resulta evidente que nuestro interés debe centrarse en mantener la etapa de fetilidad durante tiempo indefinido (sostenibilidad).

Si abrimos una pequeña zanja en la tierra, en una zona que no haya sido labrada por el hombre, podremos entender cómo se ha formado el suelo.  

El suelo tienen dos orígenes: de arriba hacia abajo, por la aportación de materia orgánica: hojas, raíces, animales muertos, etc. y, de abajo hacia arriba, por disgregación de la roca madre: piedras, arenas, limos, .... En las capas superiores dominan los colores parduzcos, por la presencia de materia orgánica y en lo inferiores los derivado de la roca madre. Entre ambas capas existen otras originadas por el movimiento de diferentes elementos u organismos: lombrices, ácaros, lixiviación por agua, sedimentaciones,.... que han estado actuando desde hace millones de años.

El conjunto de estas capas es lo que denominamos perfil,  y nos proporciona muchísima información sobre la fertilidad de la tierra, su estructura, textura, capacidad hídrica, circulación del agua, idoneidad para determinados cultivos, etc.
Las plantas consumen sustancias minerales, y es la materia orgánica quien las proporciona al mineralizarse, en un largo proceso de disgregación que termina en el estado coloidal. Estos coloides de origen orgánico (humus) se pueden unir a otros coloides de origen inorgánico (arcillas) y juntos formar el denominado complejo húmico-arcilloso, la gran reserva de minerales para nutrir a la planta.

De las muchas propiedades que aporta el complejo húmico-arcilloso citaremos:

  1. La creación en el suelo de una estructura estable formada por grumos de arcilla, humus, hierro y calcio.
  2. La retención de partículas minerales más sencillas, para que la planta puede utilizarlas.
  3. Su gran capacidad de retener agua, impidiendo que se pierda, poniéndola a disposición de la planta.


COMPOSICIÓN DEL SUELO

El suelo presenta una gran complejidad, así que para comentarlo y comprenderlo simplificaremos su perfil en tres horizontes:

  • El horizonte A, de lixiviación, está formado básicamente por materia orgánica entera o poco descompuesta: hojas, animales muertos, heces, etc. Contiene pocas sales minerales, ya que son arrastradas hacia abajo por las aguas al infiltrarse. En él se encuentran las raíces de la mayoría de las plantas y se divide, a su vez, en varios estratos. Suele ser oscuro y rico en humus.
  • El horizonte B, de precipitación (denominado también subsuelo), es de color claro debido a su pobreza en humus. Presenta una acumulación de sales de calcio (Ca), aluminio (Al) o hierro (Fe) procedentes de niveles superiores.
  • El horizonte C, situado más abajo, tiene poca actividad. Está formado por fragmentos procedentes de la meteorización mecánica y/o química de la roca madre subyacente.

En el fondo se encuentra la roca madre que dió origen a la parte mineral de ese suelo.

En este perfil, que no debemos romper con laboreos innecesarios, se ve claramente el origen del suelo: de arriba hacia abajo, con la incorporación de la materia orgánica; y de abajo hacia arriba, con incorporación de la inorgánica, con una zona intermedia de interacciones mutuas. Si destruimos esta estructura, dañaremos el proceso natural y alteraremos las condiciones de desarrollo de las plantas y la vida de los microorganismos, pues alteraremos factores tan importantes como: la permeabilidad, la porosidad, la aireación, etc. con una consecuencia directa sobre la distribución de las partículas sólidas que forman el terreno (textura) y a cómo están unidas entre si (estructura).

FERTILIDAD

Entendemos por fertilidad del suelo la capacidad que tiene para sustentar el crecimiento de las plantas y optimizar el rendimiento de los cultivos. Evidentemente, la fertilización tiene como objetivo mantener e incrementar la fertilidad.  
     
El suelo, por vocación natural, tiende a evolucionar y, si lo dejamos a su aire (a barbecho), poco a poco se irá colonizando con las especies vegetales adecuadas, aquellas que mejor aprovechen las características de ese suelo. El problema surge cuando interviene la mano del hombre para cultivar otras especies vegetales que le interesan, a pesar de que no sea el suelo idóneo para ese cultivo y recurriendo a prácticas agrícolas agresivas. El suelo hay que considerarlo un organismo vivo y solo aplicar técnicas que le permitan evolucionar hacia un estado de mayor fertilidad. Los que consideran al suelo como un mero soporte, y lo llenan de productos químicos (abonos químicos, insecticidas, herbicidas,...), acaban desertizándolo.
LA BUENA PRÁCTICA

Para conseguir buenas cosechas se necesita:

Conocer bien el manejo del suelo y las condiciones climatológicas de su zona,
Conocer las necesidades y el manejo de cada especie vegetal (asociarlas y rotarlas adecuadamente)
Hacer una buena gestión de la materia orgánica.
Potenciar la biodiversidad


LABOREO CERO

Tradicionamente el laboreo se hacía para aflojar el suelo, abonarlo, y favorecer el crecimiento y desarrollo de los cultivos. Hoy día sabemos que este proceso origina numerosos perjuicios y ningún beneficio. pues desestructura el suelo comprometiéndo la circulación del aire y del agua y con ello la biodiversidad y la vida de los macro y microorganismos que en el habitan.

En el suelo tenemos que conocer y respetar:
        
  • La profundidad de enraizamiento, limitada por el horizonte mineral.
  • La estructura y estabilidad, relacionadas con el complejo húmico-arcilloso. En los suelos donde no existe ese complejo, son los hongos y las raíces de las plantas los encargados de mantener esa estructura.
  • Los organismos del suelo, especialmente las lombrices, que colaboran activamente en la creación del complejo húmico-arcilloso.
  • La invasión de plantas competidoras que suele originarse como consecuencia de una mala práctica agrícola, como puede ser la adición de abono fresco o unas rotaciones demasiado cortas.

Por ser el laboreo una de las prácticas agrícolas que más puede dañar al suelo, vamos a profundizar algo más sobre este aspecto.

En caso de hacer algún laboreo, únicamente con el objetivo de abrir el suelo, su profundidad vendrá determinada por el horizonte B. Es aconsejable no profundizar nunca hasta el horizonte C.

En un laboreo bien realizado, en primer lugar no debemos mezclar los distintos horizontes del suelo, por lo que las labores deberían ir encaminadas a aflojar el suelo sin mezclar ni alterar el orden de las capas. Haciéndolo así la materia orgánica se prehumificará antes de incorporarse al suelo, como ocurre de forma natural; hay que hacerlo siempre en el suelo en tempero, que es un estado intermedio entre seco y plástico, en el cual no se forman grandes agregados mediante la labor.

Normalmente realizaremos tres tipos de laboreo:
  • Uno superficial, en los primeros 5-10 cm., que tiene como finalidad preparar para la siembra o el control de hierbas competidoras, el aporcado de las plantas, etc.
  • Un segundo tipo de laboreo se realizaría hasta unos 20-30 cm., con la finalidad de favorecer la estructuración de la capa arable.
  • De manera esporádica podríamos realizar una labor más profunda a 50-60 cm., con el objetivo de romper el horizonte mineral. Esta labor se haría con un subsolador para abrir el terreno y facilitar la penetración del aire, el agua y los microorganismos, lo que facilita la penetración de la raíz en profundidad, proporciona a las plantas mejor resistencia a la sequía.

El laboreo permanente lo realizan en el suelo los seres vivos que en el habitan y las plantas, y este trabajo no puede ser reemplazado por ningún tipo de trabajo mecánico; por eso insistiremos siempre en la necesidad de que, para que un suelo sea fértil, debe existir en él una gran actividad biológica.

COBERTURA

La mejor práctica agroecológica consiste en mantener el suelo siempre cubierto de materia orgánica, lo que incrementa la actividad biológica y, según vaya desapareciendo, la iremos reponiendo. Con ello obtendremos importante beneficios, como es que los microorganismos la van digiriendo y mineralizando, poniéndola a disposición de las plantas mediante la creación del complejo húmico-arcilloso., además de que mantenemos la temperatura y humedad el suelo y lo protegemos de la erosión. El resultado final se traduce en un incremento de la fertilidad.

RIEGO

El agua es imprescindible para la vida y forma parte de todos lo seres vivos en un elevado porcentaje; por eso es importante que le prestemos una atención muy especial.

La procedencia del agua es la lluvia y, como siempre se mueve hacia abajo, puede originar fuertes escorrentías e inudaciones. Una forma de minimizar sus destrozos es estrucutrar el suelo en líneas de nivel, que no tengan una inclinación superior al 2-3 %. Con esta técnica retenemos el agua, le quitamos fuerza y va siendo absorbida por el terreno impidiendo daños mayores. Esta agua que penetra la tierra queda en parte retenida entre las partículas, pudiendo ser absorbido por las plantas. La cobertura orgánica elimina el impacto físico de la lluvia contra el suelo, desestructurándolo, y ayuda a retener mayor cantidad de agua.

Las plantas contribuyen a la circulación del agua, ya que la absorben del suelo a través de las raíces, junto con los elementos nutritivos que necesitan; posteriormente, devuelven al medio cerca del 98 % de esta agua a través de la transpiración de las hojas. Cuando la planta elimina por transpiración más cantidad de agua de la que recibe a través de las raíces, es cuando se necesita el riego, que debe ser mínimo en función de las condiciones del suelo.

Una buena cobertura elimina la pérdida de evaporación del agua del suelo, y un buen cortavientos colabora para reducir la evapotranspiración. Como veis, hay distintas posibilidades de aprovechar el agua y reducir el consumo del riego, planificando y estructurando nuestros terrenos de cultivo.

En una producción hortícola creemos que el mejor sistema de riego es la banda exudante que, al ir bajo tierra, minimiza la transpiración del suelo ya que llega directamente a las raíces, que es donde se necesita. Tiene una ventaja añadida y es que, al comienzo de la banda humectante, que funciona a muy baja presión, podemos situar un pequeño depósito (es suficiente una altura de metro y medio para que funcione por gravedad) para proporcionar directamente nutrientes a las raíces, en forma de abono líquido, si fuera necesario.

Un beneficio añadido de este tipo de riego es que no moja la parte aérea de la planta y disminuye, por tanto, el riesgo de enfermedades criptogámicas; además, consume menos cantidad de agua.

TRATAMIENTOS VITALIZADORES

La utilización de los tratamientos vitalizadores tiene como principal objetivo incrementar la resistencia de las plantas frente a los agentes patógenos. Como utilizamos plantas que nacen de manera espontánea en nuestro entorno, y que no necesita ningún tipo de cuidado, constituyen un recurso importantísimo para la salud de nuestro huerto.

En caso de que en nuestro entorno no existan, se pueden plantar en un rincón donde no estorben y dejarlas desarrollarse a su aire.

Para hacer los preparados utilizaremos siempre plantas sanas, y si queremos secarlas para utilización en seco, las colocaremos en tramos en una zona fresca, seca y bien ventilada. Una vez secas, se conservan en grandes frascos bien cerrados. Así, nos durarán mucho tiempo.

La utilización de las plantas vitalizadoras se puede realizar en forma de distintos preparados:

Purín fermentado.- Se colocan las plantas dentro de agua, preferiblemente de lluvia, y se dejan en una zona aireada. La removemos cada día. Consideramos que el purín está preparado cuando, al cabo de una a dos semanas, se ha vuelto oscuro y no hace espuma. En general, los purines se utilizan diluídos para regar las zonas de las raíces, y en el caso de que queramos utilizarlos como abonos foliares necesitarán de una dilución mayor.

Purines en fermentación.- Se preparan de la misma manera que el anterior, pero dejando el recipiente expuesto al sol. Tarda unos cuatro o cinco días.

Las infusiones las preparamos vertiendo el  agua hirviendo sobre las plantas, tapando el recipiente y dejándolas reposar 24 horas.

Las decocciones.- Para prepararlas, en primer lugar se deja la planta 24 horas macerando en el agua y, transcurrido este tiempo, se hierve durante 20 minutos para dejarla enfriar a continuación con el recipiente tapado.

Las maceraciones se preparan dejando las plantas en agua un máximo de tres días, y filtrándolas a continuación. No se deben dejar más tiempo, ya que se podría iniciar un proceso de fermentación.

Los extractos de flores  se preparan mojándolas y triturándolas para posteriormente filtrar la pasta obtenida para extraerle el líquido, que se puede conservar en botellas herméticamente cerradas.

¿Como se preparan y cómo se usan?

El purín fermentado de ajo y cebolla (Allium cepa y Allium sativum) puede prepararse a partir de uno de los componentes, o utilizando ambos conjuntamente. Para hacerlo, se le quitan las hojas y las pieles y se aprovecha el resto.
Se utilizarán unos 500 gr por cada 10 L de agua.
Su aplicación refuerza las plantas frente a las enfermedades criptogámicas, y es muy interesante su utilización para las plantaciones de fresas.
La ortiga se puede utilizar de diversas maneras y constituye una aplicación interesante, ya que es una planta (Urtica dioica) rica en vitaminas A y C así como en minerales, especialmente en hierro. Se utiliza toda la planta salvo las raíces.

El purín en fermentación de ortigas se prepara utilizando aproximadamente 1 Kg de ortigas por 10 L de agua, y dejándolas en un cubo a pleno sol para que vayan fermentando.
A los 4 ó 5 días, cuando la fermentación se ha iniciado pero aún no se ha completado, se puede utilizar como insecticida y va muy bien contra el pulgón y la araña roja. Para su uso conviene diluir aproximadamente una parte del fermentado por 40 de agua, y se le suele añadir un 50 % de decocción de cola de caballo.

El purín fermentado de ortigas  lo obtendremos dejando que la fermentación se complete, lo que se nota por la aparición de espuma y de un olor muy fuerte, pero no muy agradable. Se puede utilizar de diversas formas:
Como estimulador del crecimiento, a utilizar durante todo el año, diluyendo una parte en 20 de agua. Se puede aplicar tanto a los plantones como a los bancales en los que vayamos a plantar; en este segundo caso, es muy interesante regar los bancales de patatas para protegerlas del mildíu.

El macerado de ortigas  se puede utilizar todo el año para combatir el pulgón lanígero. Esta maceración se realiza con 500 gr de ortigas por cada 10 L de agua.

La valeriana (Valeriana officinalis) es otra de las plantas interesantes por dos razones: la primera es que favorecen la resistencia de la planta y la formación de frutos; la segunda, también muy interesante, es que pulverizándola por la noche cuando se prevean heladas nocturnas, aumenta la resistencia de la planta al frío, y por lo tanto constituye una magnífica forma de protegerla del efecto de las heladas.
    Si se utiliza como extracto, se diluirá 1 cm³ por litro de agua.
    Otra utilización interesante de la valeriana es como estimuladora del crecimiento, para lo cual se utiliza en forma de pulverizaciones foliares.

    La cola de caballo (Equisetum arvensis). Se utiliza toda la planta menos las raíces y aumenta la resistencia de la planta, especialmente frente a enfermedades criptogámicas (como la roya o el mildíu).
    Si se utiliza en decocción, mezclaremos 1 Kg de cola de caballo fresca por 10 L de agua; pero si se utiliza cola de caballo seca se utilizarán 150 gr por 10 L de agua.
    Para utilizarla se mezcla una parte del preparado en cinco veces su volumen de agua. Conviene realizar tratamientos cada tres días durante 15 días, y a lo largo de todo el año.

El diente de león (Taraxacum officinalis), una planta también muy abundante, que se puede utilizar para favorecer el crecimiento de las plantas. Se suele utilizar en forma de purín para hacer riegos sin diluir o pulverizaciones foliares. Para prepararlo se utilizan entre uno y dos Kg de planta fresca entera, o entre 150 y 200 gr de planta seca, por cada 10 L de agua.

La consuelda (Symphytum officinalis) también aumenta la resistencia de las plantas, y suele utilizarse toda la planta salvo las raíces. Para preparar el purín de consuelda se utiliza 1 Kg de planta fresca, o entre 100 y 150 gr de planta seca, por cada 10 L de agua.

La manzanilla (Matricaria chamomilla)  resulta muy interesante para incrementar la resistencia de las plantas, y también se pueden utilizar para acelerar el proceso de compostaje.
Se utiliza preferentemente en infusión o en decocción, mezclando 50 gr de flores secas por cada 10 L de agua. Se puede utilizar para pulverizar durante todo el verano, y  es de gran ayuda para los guisantes, las judías y los rábanos.

 
PRINCIPALES PLAGAS Y ENFERMEDADES

A pesar de que sabemos que las plagas y las enfermedades son síntomas de un desequilibrio, bien en nuestra pequeña huerta o bien inducido por el entorno, vamos a ver algunos tratamientos por si fuera necesario aplicarlos puntualmente.

MEDIO DE LUCHA
      Babosas,
     Comen las hojas y los tallos especialmente de las plantas jóvenes.

Recogerlas.
Colocar en el huerto algunas tejas ya que tienden a protegerse bajo ellas. y posteriormente eliminarlas
Integrar a nivel de suelo un recipiente con cerveza, que las atrae, para que penetren y se ahoguen.

Ratón de campo
Comen las raíces

El único remedio es utilizar trampas

Mildíu
Las hojas acaban secándose tras la aparición de manchas blanco amarillentas en la cara superior de las hojas, y de un blanqueamiento de la parte inferior

Ataca a muchas hortalizas, pero muy especialmente el tomate y la patata
Utilizar tratamientos a base de cobre, como el caldo bordelés, especialmente como preventivos

Gusano de alambre
Come las raíces

Ataca a la mayoría de las hortalizas
No existe un remedio eficaz, pero puede ser una buena ayuda soltar las gallinas antes de la siembra

Gusanos grises
Comen los tallos y las hojas, especialmente de las plantas jóvenes

Ataca a muchas hortalizas, especialmente a las de hoja
Tratar por la tarde con Bacillus thurigiensis.

Oídio
Puntos blancos sobre las hojas que luego se transforman como una especie de fieltro blanco

Ataca principalmente a las cucurbitáceas, como el pepino o la calabaza
Espolvorear azufre por la mañana con el rocío.

Podredumbre gris
Formación de una especie de fieltro gris en las partes atacadas

Ataca principalmente a la lechuga, la cebolla, las fresas y las cucurbitáceas
Usar la cola de caballo en plan preventivo, pues no se conoce ningún tipo de tratamiento no tóxico

Pulgón
Ataca especialmente los brotes, debilitando la planta

Frecuente en casi todas las hortalizas
Utilizar una solución saturada de jabón de potasa
Pulverizar con polvo de roca

Alacrán cebollero
Cava galerías y ataca las raíces y los tubérculos

Numerosas hortalizas
Enterrar en primavera recipientes con paredes lisas para que caigan en su interior

Escarabajo sanjuanero
Los adultos comen las hojas de los árboles y las larvas comen las raíces

La mayoría de las hortalizas
Sacudir la planta y recoger los escarabajos
      

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