GROSELLERO ROJO
(Ribes rubrum)

Es una planta originaria de Europa
central y septentrional. Crece también en Estados Unidos y Canadá y se extiende
hacia el este por Siberia.
Curiosamente, sus hojas frescas contienen
una toxina llamada cianuro de hidrógeno,
que se encuentra en varios alimentos como las almendras. En pequeñas
cantidades se ha demostrado que estimula la respiración y mejora la digestión
pero en exceso puede causar insuficiencia respiratoria e incluso la muerte.
Nombre científico: Ribes rubrum
Nombre en español: Grosellero rojo
Nombres en otros idiomas: Red currant, ribs (inglés) Rote Johannisbeere,
(alemán), Groseillier rouge (francés), Ribes rosso (italiano), Groselheira
vermelha (gallego y portugués), Andere mahats (vasco), Riber roig, groseller
vermell (catalán)
CARACTERÍSTICAS BOTÁNICAS
Familia: Saxifragáceas
Pequeño arbusto
leñoso de aspecto zarzoso, de 1-1,5 m de altura.
Tallos delgados
muy ramificados con corteza gris y lisa.
Hojas caducas,
palmadas y presentan de tres a cinco lóbulos velludos, de contorno triangular y borde
dentado. Pueden llegar a medir entre 5 y 7 cm.
Las
flores son axilares y están agrupadas en racimos colgantes. La corola posee
cinco pétalos y es de color verde amarillento.
Los
frutos son pequeñas bayas rojas o blancas, globosas, de piel translúcida, que
al igual que las flores, se agrupan en racimos colgantes (cada racimo puede
tener entre 10 y 12 bayas) y tienen un jugo de sabor agradablemente ácido y
aromático.
CULTIVO
Aunque parece un cultivo delicado, es más bien todo lo
contrario.
Cultivo:
soporta los fríos intensos invernales de muchos
climas (pueden soportar temperaturas de hasta -20ºC) y es más, también necesita
del frío para cumplir una serie de horas durante el letargo invernal, lo que
ayudará a tener una mejor producción. El problema son las heladas tardías que
le afectan si está en floración.
Necesita
algo de sol pero se suele cultivar en semisombra. Si los veranos son demasiado
cálidos y secos, se la ha de facilitar algo de sombrero hacia la tarde y sobre
todo protegeremos del viento. En cultivos pequeños lo ideal es plantarla cerca
de un muro o seto para protegerlos de los vientos dominantes.
No
es muy exigente en cuanto a la composición del suelo, pero prefiere aquel que
responda a las características de franco-arcilloso, que esté bien drenado, que
disponga de bastantes nutrientes y que tenga características ácidas (alrededor
de 5,5-6,5). No toleran suelos salinos ni alcalinos.
La
humedad constante es necesaria, por lo que podemos colocar un acolchado en el
suelo para favorecer la pérdida de agua por evaporación, sobre todo en el
tiempo más cálido.
Plantación:
si se quiere plantar más de un grosellero,
debemos tener en cuenta que la separación entre plantas debe ser de 1 a 1,5
metros de distancia. Tenemos que escoger siempre plantas que tengan un buen y
abundante desarrollo radicular, que tengan dos o más tallos vigorosos por
planta y que tengan de 1 a 2 años. Hidratamos bien las plantas antes de
plantar. Plantamos a unos 5-8 cm más profundo que la marca con que vienen los
tallos de las plantas así promoveremos la formación de tallos. La mejor época
de plantación es desde otoño a primavera.
Cuidados:
si vamos a establecer una producción comercial con estos frutos, lo
mejor es empalizar o entutorar las plantas, para así encajarlo en un espacio
limitado, sostener las ramas en el momento de la fructificación, favorecer la
ventilación y facilitar la recolección.
La poda es esencial. La poda anual de mantenimiento, en febrero, debe
favorecer la aparición anual de cierto número de ramas jóvenes que darán frutos
a partir del segundo año y durante cuatro o cinco años. La poda consiste en
suprimir en la base de las ramas que tengan cuatro o cinco años. Se limita el
número de nuevas ramas conservando un total de 8 a 15, según la variedad y el
vigor de la planta. También se puede hacer una poda para obtener una mata en
abanico. Esto se hace utilizando esquejes del año anterior, bien arraigados y
se disponen al pie de una alambrada o enrejado. También se puede colocar los
esquejes de dos en dos, para que la mata quede tramada con mayor rapidez. El
primer año, al plantar el esqueje a finales de invierno, lo vamos a inclinar y
lo vamos a cortar dejando sólo dos yemas. El segundo año se van a desarrollar
dos ramas a partir de los ojos iniciales, por lo que cortaremos cada una de
ellas dejando nuevamente dos ojos. El tercer año, la mata joven tendrá cuatro
ramas. En febrero, se cortan dejando dos o tres ojos, así obtendremos una doble
Y, pero no frutos. El cuarto año, la mata tendrá al menos ocho ramas
desarrolladas. la fructificación es abundante. A medida que crezcan, ya se
pueden disponer en abanico. En la base van a aparecer vástagos que se pueden
dejar desarrollar dirigiéndolos hacia el exterior o cortarlos como la rama
inicial.
Cosecha:
recogeremos las grosellas durante el verano y
una vez que estén maduras. Esto se ve cuando en los racimos de bayas, algunas
del nivel superior caen sin ayuda. Es mejor que cuelguen en el arbusto unos
días más para mejorar el sabor que cogerlas demasiado pronto. Se cortan los
racimos completos y se conservan inmediatamente en la nevera o en una bodega
(hasta 2 semanas a 2ºC.
Multiplicación:
se hace básicamente por esquejes y se debe tener la seguridad
de que estén completamente saludables para evitar la propagación posterior de
enfermedades. Los esquejes lignificados son brotes laterales bien desarrollados
del crecimiento de año pasado. Para obtener una nueva planta por este método lo
mejor es hacer esquejes a mediados de primavera, aprovechando la poda. El
diámetro de los brotes seleccionados debe ser de al menos 7 mm y el tallo
terminado debe tener entre 15-20 cm de largo. Cortar siempre con un cuchillo o
tijera bien desinfectada. Los cortes en la parte apical del esqueje deben ser
rectos y tiene que tener una distancia de aproximadamente 1,5 cm por encima de
la yema mientras que los cortes basales tienen que ser oblicuos justo por
debajo de una yema. Las hojas sobrantes en la parte inferior se deben retirar
mientras que mantendremos un tercio del resto.
El uso de esquejes
verdes se lleva a cabo de la misma manera que los anteriores. Lo único que
cambia son el tipo de brotes, que deben conservar un color verde pero ser lo
suficientemente fuertes para no romperse cuando se doblan. La operación de
corte debe llevarse a cabo en un día nublado y los esquejes se deben rociar
inmediatamente con agua tibia limpia y guardarse en un lugar sombreado.
Para un enraizamiento
rápido, los esquejes se pueden colocar en un recipiente con una solución de
estimulador de crecimiento durante doce horas y el corte superior tratarlo con
carbón activado triturado.
También podemos multiplicar la grosella por
acodo, ya que tiene mucha facilidad de enraizamiento.
USOS Y PROPIEDADES
Aunque las grosellas rojas tienen solamente el tamaño de una perla, contienen un alto contenido de fibra, vitamina C, vitamina K, hierro y antioxidantes. El zumo de las bayas contiene abundante cantidad de ácidos orgánicos, pigmentos antociánicos, ácidos málico y cítrico, azúcares y pectina.
La fibra ayuda a digerir los alimentos a un ritmo regular y ralentiza el ritmo de absorción del azúcar en el torrente sanguíneo; la vitamina C protege contra las enfermedades cardíacas, ayuda en la absorción del hierro y puede proteger contra una variedad de cánceres; el hierro actúa como energizante natural, contrarrestando la sensación de fatiga y ayuda a la sangre a transportar oxígeno de una manera saludable.
Uso terapéutico
El jugo de grosella roja se considera un aromatizante oficinal, incluido en numerosas farmacopeas. Es refrescante, aperitivo y vitamínico C, por lo que se ha usado como tratamiento durante la convalecencia de procesos febriles y cálculos renales. La ingestión de gran cantidad de grosellas rojas puede provocar flatulencia e indigestión. Por vía externa, posee un discreto efecto antiséptico y se ha recomendado en el tratamiento de quemaduras, para evitar la formación de ampollas. El jugo se puede tomar a razón de 50 a 250 ml por dosis.
Uso culinario
Las grosellas frescas se pueden usar como arándanos, moras o frambuesas, en tartas y pasteles y otros postres como sorbetes y pudings. También en macedonias o con yogur, o para adornar postres con su bonita forma y color. A menudo, se suelen cocinar en una salsa simple que combina a la perfección con las carnes de caza, por su sabor agridulce y ácido debido a los taninos.
Congelar las grosellas hace que sea más fácil quitarles el tallo y evitar dañar los frutos pequeños, que posteriormente usaremos para hacer mermelada. Al contener mucha pectina y acidez, no es necesario añadir pectina u otros agentes gelificantes al hacer mermeladas y conservas y a menudo se combinan con frutas bajas en pectina.
Aquí os dejamos el enlace para que elaboréis una amplia gama de recetas con grosellas rojas:
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