Avena - Fundación Galicia Verde

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AVENA
(Avena sativa L)


La popularidad y el consumo de este cereal ha crecido como la espuma en la última década. En el mercado la encontramos en distintos formatos: en copos puros o formando parte del muesli, en grano crudo o hinchado, harinas, salvados, germinados, cremas y jabones, “leches” o bebidas,…

Fue gracias a los pueblos germanos que este cereal se introdujo en la alimentación tanto animal como humana. Hasta esa época, la avena no formaba parte de los cultivos, sino más bien se utilizaba a nivel herbal (las cañas se utilizaban como pajitas y los granos para emplastos y otros remedios).

Probablemente el nombre deriva del sánscrito "avi" que significa "cordero" o "avása", que quiere decir "alimentarse", por lo que se relacionó con el "animal" y por consiguiente como alimento para los animales.

Nombre científico: Avena sativa L
Nombre en español: Avena
Nombres en otros idiomas: Oat (inglés) Saat-Hafer, hafer (alemán), Avoine (francés), Avena (italiano), Aveia, avea (gallego y portugués), Olo (vasco), Civada, avena (catalán)
CARACTERÍSTICAS BOTÁNICAS
Familia: Gramíneas
Planta anual con raíz  fibrosa de similares características que la del trigo, pero con mayor desarrollo de las raíces que pueden llegar a alcanzar profundidades de 90 a 120 cm.

Tallo recto, de 80 a 160 cms de altura, hueco y nudoso, emergiendo las hojas de los nudos. Comparado con el tallo del trigo, el de la avena es de diámetro un poco mayor y más blando. El número de internudos en la caña varía de cuatro a ocho.

Hojas alternas, lineares-lanceoladas, planas, venosas y rugosas.

La inflorescencia de la avena es una panícula (racimo de racimos de flores) con espiguillas colgantes de 2 cm de largo, en las que destacan dos glumas de gran tamaño que envuelven dos flores de diferentes dimensiones. Estas dos glumas que envolverán a los futuros granos, se denominan zarcillos. En la avena aparecen hasta tres semillas por espiguilla y entre 35-40 espiguillas por panícula.

El fruto es un cariópside de color marrón, con las glumillas adheridas.

CULTIVO
La avena es un cereal de estación fría aunque no por ello signifique que sea muy tolerante al frío. Es muy sensible a altas temperaturas sobre todo en dos puntos críticos del desarrollo: la floración y la formación del grano.

Las necesidades hídricas de la avena son las más elevadas de todos los cereales de invierno, por ello se adapta mejor a  los climas frescos y húmedos, de las zonas nórdicas y marítimas. Así, la avena exige primaveras muy abundantes de agua, y cuando estas condiciones climatológicas se dan, se obtienen buenas producciones. Es muy sensible a la sequía, especialmente en el periodo de formación del grano.

Se  suele sembrar en primavera (desde el mes de enero en las tierras de secano hasta el mes de marzo en las tierras de regadío), excepto en zonas con clima cálido que se suele sembrar en otoño. La cantidad de semilla que debemos plantar puede rondar entre los 100-150 kg/ha, teniendo en cuenta que usaremos más cantidad de semilla cuando la siembra se haga a voleo y/o cuando las semillas son más pesadas y/o se siembra en una época más tardía y/o el porcentaje de germinación sea menor del 90% y/o el suelo posea baja fertilidad. La profundidad de siembra va desde 2-3 cm en condiciones normales hasta los 6 cm en condiciones donde la tierra esté muy seca a nivel superficial.

En la siembra a voleo conviene dar dos pases cruzados para que la semilla quede mejor distribuida, ya que al tratarse de una semilla muy ligera, es difícil repartirla con regularidad. En terrenos compactos y algo secos se aconseja la siembra en surcos, pues es más fácil mantener el terreno libre de malas hierbas, siendo la separación entre surcos de 20 cm. En tierras pobres puede sembrarse como cabeza de alternativa, pues la avena de invierno se siembra antes que el trigo. En terrenos de más fertilidad es corriente que vaya detrás de trigo o cebada, dado que es una planta menos exigente que estas dos. Cuando va en cabeza de alternativa, ocupa un lugar detrás de barbecho blanco o semillado.

La avena que se va a sembrar debe limpiarse para intentar eliminar los granos más pequeños, el cascabillo, pedazos de paja y la mayoría sino todas las semillas de malezas. No se aconseja sembrar los granos más pequeños porque muchos no germinarán y aquellos que lo hagan producirán plantas débiles que rinden menos.

ASOCIACIONES Y ROTACIONES: No se suele hacer asociaciones con este cultivo.

CAPACIDAD GERMINATIVA: Los granos de avena una vez recolectados y guardados, tienen una duración germinativa media de 3 años, por lo que no conviene guardarlos más de esos años.

COSECHA
El ciclo vegetativo varía de 95-120 días, dependiendo si es precoz, intermedia o tardía.

La siega es la primera operación que se realiza en la cosecha, donde se cortan los tallos bien con herramientas manuales (hoz o guadaña) o con segadoras hileradoras. La siega se hace poco después de que la planta está madura porque, en este momento, los granos no necesitan de la alimentación por las raíces.

Posteriormente se procede al agavillado, que consiste en colocar los atados de las mieses en forma tal que los granos empiecen a posmadurar y perder humedad. Esta operación puede hacerse inmediatamente después de la siega. Para esto, los tallos se juntan en gavillas de unos 5 kg. de peso. Luego, se acomodan de 6 a 40 gavillas en un sitio resguardado para proteger los granos de las inclemencias del tiempo y propiciar la desecación de los granos por la acción del sol y del viento.

Cuando los granos se notan secos, se puede empezar la trilla, porque en este momento los granos se desprenden mecánicamente de la paja y antes del almacenamiento se hace una limpieza mediante la acción del viento, empleando horquillas cribas o harneros, y cestos.

Los recipientes, bodegas, etc., se deben limpiar completamente, antes de almacenar el grano nuevo, sacando todo el viejo así como cualesquiera otros materiales que puedan darle albergue a los insectos, y se debe barrer el lugar entero, limpiando techo y paredes. La avena se puede almacenar en sacos o en recipientes secos, pero se debe tener especial cuidado con las máquinas cosechadoras combinadas para que exista la seguridad de que el grano tiene bajo contenido de humedad. Si el grano de avena está húmedo después de cosechado, se le debe aplicar algún procedimiento para secarlo artificialmente. Puede ser necesario extenderlo en un piso seco y voltearlo varias veces para reducir su contenido de humedad. Donde se dispone de secadores artificiales, el grano se puede ensacar dejándolo flojo y secándolo durante varias horas, con una corriente de aire caliente. Si el contenido de humedad es superior al 13%, el grano se puede enmohecer o calentar, lo cual se traduce en un descenso de clase como forraje e indudablemente se reduce su valor como semilla, porque decrece su viabilidad. El muestreo frecuente del grano en el fondo de los recipientes o por medio de sacos llenos hasta la mitad, ayuda a determinar si el calentamiento o enmohecimiento están en progreso. El grano seco tiene un olor agradable parecido al de la paja, en tanto que el ligeramente mohoso, agrio o húmedo, tiene olores que previenen contra los daños, indicando que se le debe secar.

Para reducir las pérdidas posteriores de grano, se le debe proteger contra los roedores e insectos.

SUELO
La avena se adapta a terrenos muy diversos. Los suelos secos no son propios para la avena, así como tampoco los que retienen excesivamente la humedad. Crece bien en suelos profundos, arcillo-arenosos, ricos en cal, pero sin exceso, y que retengan la humedad sin que se produzca el encharcamiento de agua durante el invierno. También se alcanzan buenas producciones cuando se la cultiva en suelos limosos y aluviones. Se adapta perfectamente en suelos ácidos y esto permite la siembra en terrenos recién roturados, ricos en materia orgánica. El pH que podemos considerar apto para su cultivo está entre 5 y 7, siendo la avena muy sensible a la salinidad del suelo.

FERTILIZACIÓN
POLINIZACIÓN
PROBLEMAS
APORTACIONES NUTRICIONALES
El cultivo de este cereal  tiene muy pocas exigencias en cuanto a fertilización y riego, pero se recomienda un aporte orgánico de nitrógeno sobre todo al principio del cultivo, lo que ayudará a incrementar la producción tanto de forraje como de grano y paja.

Las especies de avena son de autopolinización, presentando un porcentaje de polinización cruzada que en promedio alcanza sólo a 0,5%.

Aunque la avena es menos susceptible de sufrir problemas por plagas o enfermedades, se puede ver afectada por:

Gusano de alambre.- En general los adultos no dañan a las plantas, pero las larvas pueden causar daños muy serios, ya que perforan a las plantas, las que se vuelven amarillas y débiles. Para su control se puede diversificar las fechas de siembra de la avena, efectuar la siembra muy densa y  hacerla a poca profundidad. También se aconseja mantener el terreno a  barbecho y limpio, sin cultivo, por algún tiempo. También se puede recurrir a la rotación de los cultivos, usando especies resistentes a estos gusanos como el alforfón, soja, judía y otras leguminosas.

Gallinita ciega.- Las larvas se comen las raíces y si son numerosas matan la planta. El control se puede basar en hacer rotaciones con cultivos resistentes, principalmente leguminosas.

También pueden ser atacados por áfidos, trips, moscas o ácaros. Los pájaros, hormigas y pequeños roedores se pueden llevar el grano almacenado así como el grano del momento de la siembra.

Como enfermedades podemos destacar los Mosaicos (virus del suelo y transmitidos por insectos) cuyo control más efectivo se basa en el empleo de rotaciones y variedades resistentes. El Mildiu hace que las plantas enfermas aparezcan erectas, de color verde amarillento y  algo enanas y las hojas son gruesas, permanecen erectas y se desarrollan en una espiral cerrada alrededor del tallo, debido al reducido alargamiento del entrenudo y a las condiciones de rigidez y engrosamiento de la lámina de la hoja. Para su control hay que incidir en el buen drenaje y preparación de la superficie del suelo, control de las malezas hospedantes y rotación de cultivos. Otro causante de enfermedades es el Oídio que se desarrolla sobre la epidermis de las hojas, vainas foliares y brácteas florales. La enfermedad puede ser controlada por medio de pulverizaciones con azufre y el inóculo puede reducirse mediante el uso de sulfato de sodio o potasio (solución acuosa al 1%) o sulfato de cobre (1,05% en agua).

El valor nutricional del grano de avena es superior al de otros cereales, al ser la avena más rica en aminoácidos esenciales, especialmente en lisina.

La avena es un cereal con un valor energético de 361 kcal por 100 g. Es fuente de proteínas de bajo coste y posee un alto contenido en fibra. Si se compara con otros cereales tiene un contenido en hidratos inferior al resto (básicamente en forma de almidón) y un aporte de lípidos superior al resto, aportando ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados (considerados como grasa saludable). Posee un alto contenido en hierro, magnesio, zinc, fósforo, tiamina (vitamina B1), vitamina B6 y folatos, además de ser fuente de potasio y vitamina E. Este cereal es una buena fuente de componentes no nutritivos/bioactivos como ácidos fenólicos, flavonoides y fitoesteroles. Asimismo, contiene dos tipos de fitoquímicos que son únicos de este alimento: las avenantramidas (AVAs) y las saponinas esteroidales. Las avenantramidas (AVAs) son un grupo único de antioxidantes presentes en la avena que tienen una actividad antioxidante de 10 a 30 veces mayor que la de otros compuestos fenólicos. Además, tienen propiedades anti inflamatorias y anti aterogénicas. De igual forma, ayudan a controlar la presión arterial al producir óxido nítrico, el cual actúa como vasodilatador.

Si se padece la enfermedad de Crohn, colitis o trastornos similares es mejor evitarla.

RECETAS DE COCINA
TU OPINIÓN
A continuación te ofrecemos una serie de links en los que podrás encontrar más de 100 maneras diferentes de cocinar con avena, para que lo hagas a tu gusto.


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