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LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA Y SU RELACIÓN CON LA SALMONELLA





¿Es usted intolerante a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa y su relación con la salmonella.

Para responder a la demanda de los consumidores, se encuentran en el mercado cada vez más productos lácteos “sin lactosa”. Mucha gente hoy en día dice ser intolerante a la  lactosa, sin embargo, la Dra. Clark afirmó que si usted es intolerante a la leche eso no significa en absoluto que también sea intolerante a la lactosa.

Según el Doctor Thomas Walse, que colabora con la revista suiza “gesundhitstipp”, un sujeto que es intolerante a la lactosa podrá normalmente tolerar 8 a 10 gramos de lactosa por día, y debemos también tener en cuenta que la mayoría de los quesos pierden su lactosa en el proceso de secado, al igual que la mantequilla. Entonces ¿qué es lo que nos produce la sensación de hinchazón y pesadez digestiva después de comer estos lácteos si no es la lactosa?

En una estadística aportada por la terapeuta Heike Siemers (miembro de nuestro equipo de investigación de la Dr. Clark Research Association), sobre 133 pacientes estudiados, el 69,4% presentaron reacciones de intolerancia a los productos lácteos, pero sólo el 2,9% resultaron tener intolerancia a la lactosa.

Por otro lado, multitud de estudios realizados en los años ochenta afirman que la lactosa ayuda a mantener la salud de nuestra flora intestinal.

Toda esta información estimuló mi curiosidad y buscando por Internet solo encontré sitios web donde se hablaba de “intolerancia a la lactosa”. Sin embargo encontré dos artículos relevantes:

El primero describe un estudio realizado en grupos de aves y explica cómo al suplementar a éstas con bajas concentraciones de lactosa como prebióticos en la alimentación, esta lactosa tiene un efecto positivo en su tracto digestivo inhibiendo además el desarrollo de bacterias patógenas. El resultado final de este estudio en aves, concluyó que la adición de lactosa a su alimentación mejoró la salud de éstas y produjo una notable reducción de salmonellas patógenas en el intestino.
El segundo indica que tal vez la lactosa y la supuesta intolerancia a la lactosa deberían ser reevaluadas, y que se debería considerar a ésta como un potencial proveedor de bacterias fabricantes de ácidos lácticos beneficiosos para nuestros intestinos.

Estos dos artículos coinciden con lo que la Dra. Clark explicó en su libro “La curación es posible”. La Dra. Clark centró su interés en estudiar las bacterias entéricas dañinas como las salmonellas, y citamos textualmente un párrafo de su libro:
“si es usted intolerante a la leche, eso no significa que tenga usted deficiencia de lactasa para digerir la lactosa, sino que no es capaz de matar las salmonellas y shigellas. Pero lo que sí es cierto es que estas últimas pueden hacer que usted tenga déficit de lactasa debido a las diarreas frecuentes que provocan. Si su cuerpo ha perdido la capacidad para matar salmonellas y shigellas, debemos preguntarnos por qué ha sucedido esto” y la Dra. Clark nos lo responde: “está comprobado que los responsables son  los antibióticos comunes que se utilizan para matar las distintas variedades de streptoccocus y staphycoloccocus.

En ratones hace falta un millón de bacterias de salmonella para iniciar una infección. Después de administrarles streptomicina solo les hace falta diez bacterias para infectarlos.

A nosotros, la toma de antibióticos nos afecta igualmente y nuestros intestinos se encuentran igual de vulnerables después de una toma de antibióticos, permitiendo a pequeñas cantidades de salmonellas y shigellas escaparse y multiplicarse.

En caso de que nuestro organismo se encuentre debilitado después de una toma de antibióticos, las salmonellas y shigellas no eliminadas por nuestro sistema, se esconden y al llegar una nueva remesa de bacterias, por ejemplo de una cucharada de leche, los dos subtipos (salmonellas y shigellas) se pueden unir y producir una nueva fuente más vigorosa. A esto se le llama virulencia. Uno se pone mucho peor con estos subtipos más virulentos. Puede tener diarrea, vómitos, malestar general, pérdidas de equilibrio, mareos, etc.

Por esto si usted cree que es intolerante a la lactosa, tenga en cuenta que puede ser un enfermo crónico de salmonellas y shigellas.

Ahora me gustaría contestar a cuatro preguntas importantes para entender este artículo:

1- ¿Qué son las salmonellas y shigellas? Y ¿de dónde vienen?.

Las salmonellas y shigellas son bacterias entéricas (viven dentro del intestino), aunque pueden colonizar otros muchos órganos como por ejemplo el cerebro.

La Dra. Clark descubrió que la salmonella es también una bacteria de detoxificación, es decir, que pueden venir de otros patógenos como los parásitos al vivir también dentro de éstos, y cuando el parásito portador muere, las salmonellas salen de éste. Estas salmonellas a su vez también pueden ser portadoras de otros patógenos como son los virus y los oncovirus y pueden causarnos diarreas, estreñimiento, flatulencia, náuseas, dolores, fatiga y fiebre, pero también pueden ser asintomáticas.

Las tres variedades comunes de salmonellas son: enteriditis, paratyphi y typhimurium, y se pueden encontrar en forma pura y en forma de híbridos en los casos crónicos.

Todos los tipos de salmonella pueden colonizar cualquier órgano pero es más común encontrarlos en nuestro sistema digestivo. Citaremos algunos ejemplos: a la salmonella del tipo enteriditis le gusta alojarse en el páncreas y de este modo nuestros jugos digestivos no son segregados correctamente.

Por otro lado las shigellas dysenteriae y sonnei (que suelen provenir del parásito onchocerca) suelen provocar diarrea, depresión, náuseas, vómitos, fiebre, mareos y fuertes dolores de cabeza, a la vez que pueden “invadir” nuestro sistema nervioso y provocarnos irritabilidad y desequilibrios emocionales.

2- ¿Cómo penetran en nuestro cuerpo?

Tanto las salmonellas como las shigellas pueden provenir de alimentos como las carnes contaminadas (tanto de res como de ave), pero las fuentes más importantes son los lácteos, los huevos y la lechuga.

Para la Dra. Clark estos 3 alimentos en el 90% de los testajes realizados dieron positivo a estas bacterias.

En los 2 primeros casos los lácteos y los huevos se contaminan por la presencia de esta bacteria en el animal del que provienen. Y en el caso de la lechuga, la presencia de estas bacterias patógenas suele provenir de los fertilizantes y de las agua utilizadas para regar, y es impresionante observar al microscopio cómo los estomas de una lechuga suelen estar repletos de salmonellas.

3-¿Dónde viven y qué hacen dentro de nuestro cuerpo?

Las salmonellas hacen huecos en la pared intestinal para ponerse a salvo del ácido gástrico y no son eliminadas con la comida. Pueden a su vez colonizar el estómago debilitando el esfínter gastroesofágico lo cual nos llevará a padecer reflujo sensación de acidez.

La mayor parte de la población tiene un estómago con un pH poco ácido provocando bien por la edad (ya que a partir de los 30 años nuestra producción de ácido clorhídrico baja considerablemente) o bien por los medicamentos inhibidores de la bomba de protones y similares que son recetados por los médicos a la mayoría de las personas por encima de los 40 años para ¿¡¡¡proteger la mucosa del sistema digestivo!!!.

(en un artículo próximo os hablaré de lo bueno que es tener un estómago ácido para estar sanos y prevenir la aparición de patologías graves), y bien, un estómago lleno de comida con poca acidez es el ambiente idóneo para estas bacterias patógenas, en medio hora ya están proliferando.

Una indigestión que empieza al poco tiempo de comer está probablemente causada por salmonellas. Si la digestión empieza más tarde al llegar la noche, por lo general suele deberse a las shigellas porque les ha dado tiempo a instalarse en su lugar favorito: el intestino.

4- ¿Cómo erradicar las salmonellas y las shigellas?

Es fundamental mejorar la acidez del estómago y la capacidad del hígado para producir bilis.

Esto quiere decir que hay que sacar toxinas (sobre todo metales pesados) del estómago para ayudarnos a producir más HCL, a la vez que apoyamos nuestra digestión con 10 gotas de HCL (Clark) junto antes de cada comida(tomar siempre en cápsula vacía) y apoyaremos a nuestro hígado con la realización de alguna limpieza hepática.  Por otro lado es fundamental eliminar las fuentes directas de metales que son: las amalgamas dentales (debemos cambiarlas por empastes de composite) y el agua que bebemos, lo ideal es beber y cocinar con agua procedente de destiladora o filtro de ósmosis inversa, y en caso de que no sea posible, beber y cocinar con agua mineral aunque todavía condene tóxicos, pero en ningún caso se debe beber agua del grifo.

En cuanto a la alimentación es recomendable evitar los lácteos, y los huevos y la lechuga sumergirlos para lavarlos en agua con 2-3 gotitas de lugol (Clark) durante 5 a 10 minutos.

Para erradicar salmonellas la Dra. Clark recomendaba:

     
            • Tomar lugol (Clark), 6 gotas en medio vaso de agua 4 veces al día
            • Esterilizar los alimentos congelándolos a – 21ºc, durante 24 horas
            • 10 gotas de HCL (Clark): antes de cada comida
            • Tomar lugol (Clark), 6 gotas en medio vaso de agua 4 veces al día

    Para la erradicación de shigellas:

            • 10 gotas de HCL (Clark): antes de cada comida
            • Cúrcuma y semillas de hinojo, 6 cápsulas de cada 3 veces al día

También es importante que sepáis que los científicos de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido también han descubierto que es importante librarse de la salmonella porque ésta impide el correcto funcionamiento del sistema inmunológico.
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