El hígado_2 - Fundación Galicia Verde

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LA CONTROVERTIDA LIMPIEZA HEPÁTICA



(2ª parte)
En los últimos años dicha técnica ha dividido a muchos profesionales y seguidores de la medicina biológica. Mientras unos alaban las interminables bondades de la misma, otros niegan su eficacia e incluso advierten contra su práctica. A lo largo de las siguientes líneas trataremos de aclarar toda la confusión existente al respecto.

En primer lugar el protocolo original de la limpieza hepática lo dio a conocer la Doctora Clark en el año 1993 al publicar su libro “La cura de todos los cánceres”.

La Doctora Clark desaconsejaba realizar la limpieza hepática sin haber realizado una desparasitación previa y además sugería que se obtendría mejores resultados si previamente se realizaba la cura depurativa renal, pues durante la limpieza hepática se movilizan numerosos tóxicos que pueden sobrecargar la función renal.

En cuanto al peligro de dicha práctica, no hay dudas acerca de su seguridad. Aunque insistimos que como todo tratamiento depurativo intenso, moviliza numerosas toxinas, lo cual pone en tensión a los riñones cuando estos se hallan debilitados. Por otra parte, un artículo publicado en la prestigiosa revista médica “The Lancet” en el año 2005 contribuyó enormemente a crear confusión.

Dicho artículo habla acerca de una mujer que por consejo de un naturópata tomó zumo de limón con 600 mililitros de aceite de oliva. Aquella mujer llevó los cálculos a su médico para que fuesen analizados y el resultado del análisis fue que dichos “cálculos” no eran tales sino que eran sales derivadas de los ácidos grasos del aceite.

A partir de entonces, muchos “expertos” empezaron a clamar por los cuatro vientos que la limpieza hepática era un método fraudulento.

Pero si nos paramos a analizar todo ello con detenimiento, el artículo publicado en “The Lancet” no desmiente en absoluto las virtudes de la limpieza hepática puesto que el tratamiento que describe no tiene nada que ver con la limpieza hepática tal y como exponen las obras de la Doctora Clark.

En primer lugar, la Doctora Clark emplea una mezcla de zumo de pomelo y aceite de oliva. El pomelo ejerce un efecto bien diferente al limón pues el limón favorece la constricción del colédoco mientras que el zumo de pomelo no.

Además, la cantidad de aceite utilizada en la limpieza hepática es de 160 ml, no 600 ml. Es obvio que ante semejante ingesta, la mayor parte del aceite quede sin digerir ni absorber y forme jabones en el tracto digestivo.

Asimismo numerosas personas que han realizado la limpieza hepática de forma privada han mandado analizar los cálculos expulsados y los resultados del análisis coinciden con la composición presentada por los cálculos biliares extraídos quirúrgicamente.

Por último cuando la persona realiza un número suficiente de limpiezas hepáticas y sus conductos biliares y vesícula quedan expeditos NO ELIMINA MÁS CÁLCULOS aunque realice todas las limpiezas hepáticas del mundo. Además no podríamos olvidar la mejoría clínica que se observa en todos los casos en los que el método se aplica correctamente.
A continuación detallaremos cómo realizar el método de la limpieza hepática. Este método tiene por objeto dejar expeditos los conductos biliares de manera que la bilis fluya adecuadamente al intestino y de este modo puedan digerirse adecuadamente las grasas y numerosos tóxicos sean eliminados junto con las heces.

Asimismo la bilis ejerce un efecto bacteriostático que impide que la concentración de bacterias en el intestino delgado sea excesiva, fenómeno conocido como SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth). Por este motivo, las personas que padecen del hígado y producen poca bilis presentan gran cantidad de gases. Si los conductos biliares y la vesícula no se drenan adecuadamente todos los días, el colesterol contenido en la bilis se va sedimentando y termina por formar cálculos que dificultan aún más el drenaje biliar dando lugar a la llamada colestasis, es decir, un estancamiento del flujo de bilis.

La consecuencia de todo ello es un estado de congestión hepática que repercutirá en la circulación venosa de todo el cuerpo, la digestión y la excreción de tóxicos. Detrás de jaquecas, depresión, etc., hay un hígado congestionado.
Resulta muy ilustrativo el hecho de que la etimología de la palabra melancolía proceda del griego y signifique literalmente “bilis negra”. Pues los antiguos griegos ya sabían que cuando se alteraba la composición de la bilis y ésta perdía su fluidez y se volvía espesa y oscura ello repercutía en el estado de ánimo del individuo.

No se suele tener en cuenta que el conducto colédoco, el cual desemboca en el intestino, es una confluencia de las múltiples ramificaciones de los conductos hepáticos. En dichos conductos se suelen formar cálculos, no solo en la vesícula biliar, tal y como generalmente se piensa. Claro que extraer quirúrgicamente cientos o miles de cálculos diminutos de tan extensas ramificaciones es virtualmente imposible.

El hígado no es un órgano macizo sino que está repleto de conductos. Un cálculo situado en medio de un conducto hepático estará impidiendo el drenaje de todos los lóbulos hepáticos adyacentes. Las consecuencias de todo ello son catastróficas y repercuten de manera notable a nivel sistémico. Afortunadamente hoy en día la medicina biológica cuenta con medios muy eficaces para eliminar los cálculos y barros biliares. Uno de estos métodos es la limpieza hepática tal cual la describiremos, sin embargo, no es el único, pues existen numerosas estrategias terapéuticas destinadas a fluidificar la bilis y disolve

LA LIMPIEZA HEPÁTICA

Realmente no existe una sola limpieza hepática, sino que existen multitud de variantes basadas en los mismos principios, que consisten básicamente en provocar una intensa descarga de bilis mediante la ingesta de aceite de oliva y zumos cítricos. De todas ellas, la más eficaz es la expuesta por la Doctora Hulda Clark en sus libros. La detallaremos a continuación.

  • Desayunar una comida muy ligera que no contenga ni grasas ni proteínas (lo ideal es una ensalada ligera sin aliñar o algo de verdura).
  • No tomar nada de comer ni de beber a partir de las 14 horas. Beber suficiente para no sentir sed por la tarde.
  • A las 18:00 se tomará una cuarta parte de la mezcla. Es importante calentarla al baño maría o guardarla en termo, pues caliente es más eficaz, o en caso de tomar cápsulas de sales de Epsom serán 15 las que deberemos ingerir con un vaso de agua.
  • A las 20:00 se tomará otra toma de la mezcla de sales de Epsom y agua
  • A las 21:45 se exprimirá un pomelo hasta obtener 180 ml. de zumo aproximadamente.
  • Se le agregarán aproximadamente 160 ml. de aceite de oliva virgen extra de primera presión en frío. Si se ozoniza el aceite (unos 10 minutos) la eficacia de la limpieza es mayor, puesto que eliminará huevos de parásitos que puedan encontrarse en los ductos biliares, pero no es estrictamente necesario. Se le puede agregar a la mezcla una cantidad de 2 gramos de ácido cítrico para aumentar la eficacia pues el ácido cítrico favorece la contracción de la vesícula biliar. EL LIMÓN NO TIENE ESTE EFECTO PUES FAVORECE LA CONSTRICCIÓN DEL COLÉDOCO. De ahí el gran error de algunos naturópatas que recomiendan eliminar los cálculos de la vesícula con aceite de oliva y zumo de limón.
  • Verter la mezcla en un recipiente con tapa, agitar energéticamente y beber inmediatamente toda la mezcla de una vez.
  • Acostarse inmediatamente de espaldas y no levantarse hasta pasados 45 minutos.
  • Una botella de agua bien caliente sobre el costado derecho ayudará a que los conductos hepáticos se dilaten y el hígado y la vesícula se drenen mejor.
  • Pronto comenzarán una serie de evacuaciones acuosas en las que se eliminarán cálculos que pueden ser hasta del tamaño de una canica. El color de estos varía del verde oscuro al ocre.
  • A las 06:00 se tomará una tercera toma de sales de Epsom y agua.
  • A las 08:00 se volverá a preparar otra vez la mezcla de zumo de pomelo y aceite de oliva de manera análoga a la mezcla de la noche anterior.
  • A las 12:00 se tomará la última porción de sales de Epsom y agua.
  • A las 14:00 se puede tomar un poco de zumo de fruta rebajado. Es recomendable añadir 2 gramos de ácido cítrico para así tener un efecto extra y poder eliminar unos cálculos adicionales.
  • A las 15:30 se podrá empezar a comer una pequeña comida ligera. No está de más insistir en que durante la limpieza no se deberá comer ni beber absolutamente nada excepto el zumo de pomelo y las sales de Epsom diluidas en agua.
  • Requiere la permanencia en casa puesto que durante la misma se necesita evacuar con frecuencia.
  • No se debe realizar si no se ha evacuado con normalidad durante varios días o en casos de enfermedad aguda.
  • No se debe realizar sin haber desparasitado o realizado una limpieza intestinal Clark los días anteriores. Un hígado lleno de parásitos viviendo en sus conductos no responderá ante la limpieza hepática y posiblemente no se arroje ningún cálculo o muy pocos.
  • Un hígado puede considerarse limpio si después de 3 limpiezas hepáticas consecutivas no se arrojan cálculos.
  • Es recomendable realizar la limpieza hepática una vez cada seis meses a modo de profilaxis.
  • La recomendación de tomar abúndate zumo de manzana, de arándanos o ácido malicó para ayudar a disolver los cálculos no tiene ningún fundamento, a pesar de hallarse muy arraigada. Además, el zumo de manzana y el de arándanos aportan grandes cantidades de fructosa, lo cual no beneficia en absoluto las funciones hepáticas.
  • No hay que olvidar que la fructosa presenta efectos similares al alcohol, con la diferencia de que “no emborracha”.
  • La mejor forma de ayudar a reblandecer y disminuir el tamaño de los cálculos biliares en casos en los que la litiasis es muy marcada y los cálculos se hallan muy calcificados es la ingesta de taurina e IP6 (inositol hexafosfato). La primera en dosis de 6 gramos diarios repartidos en tres tomas, lo segundo disolviendo 20 gotas con agua 2 veces al día además de aproximadamente 6 gramos diarios de Vitamina C (Ácido Ascórbico). Esta combinación es especialmente efectiva disolviendo cálculos biliares. La ingesta de dosis de varios gramos de Cúrcuma diarios también ejerce un efecto similar. Es importante que la Cúrcuma sea de calidad farmacéutica, como la que se vende en forma de suplemento alimenticio y no la que se vende a granel o como especia. Encapsulada es mejor pues dado su fuerte sabor es realmente difícil tomar varios gramos al día.

Algunos de los factores que favorecen la formación de cálculos biliares son:

        • Caseína
        • Dieta baja en grasas
        • Dieta pobre en proteínas, especialmente en aminoácidos sulfurados
        • Consumo elevado de fructosa y sacarosa (aunque sean “naturales” como la miel, melazas, siropes…)
        • Estreñimiento (ningún alimento debe permanecer más de 24 horas en el tracto digestivo, si pasadas 24 horas de haber consumido abundante remolacha rallada las heces siguen siendo rojas, hay estreñimiento, independientemente de las veces que haya evacuado la persona)
        • Déficit de Vitamina A (muy frecuente hoy en día)
        • Déficit de Vitamina C
        • Diabetes
        • Exceso de estrógenos (los estrógenos inhiben la síntesis de Taurina y a su vez la taurina aumenta la excreción de estrógenos)
        • Alcohol
        • Clofibratos (Fármacos usados para disminuir el nivel de triglicéridos en plasma)
        • Anticonceptivos

Los enfermos renales no deben realizar la limpieza hepática sin supervisión profesional. No es recomendable realizar limpiezas hepáticas (ni ningún otro tratamiento depurativo intenso) sin haber comprobado el estado de la función renal.
Las tiras reactivas para medir la albúmina en orina son muy útiles para detectar un estado temprano de disfunción renal. Bajo ningún concepto se deberá realizar una limpieza hepática si hay presencia de albúmina en orina. La Taurina, el IP6 y la Vitamina C son un buen preliminar pues aparte de disolver los cálculos también obran como protectores renales.

Todo tratamiento cuyo fin sea una mejora de la función hepática, no será completo si no contribuye a la eliminación de los cálculos y barros biliares.

Numerosos tratamientos se centran sobre el hepatocito (Célula Hepática) olvidando los importantes conductos biliares. No tiene demasiado sentido administrar cardo mariano, alcachofa o desmodium cuando los conductos biliares se hallan obstruidos por cálculos y la excreción de bilis se ve obstaculizada.

En resumen, la mejora de la función hepática deberá realizarse siguiendo estos pasos:

  1. Reducir la ingesta de fructosa a unos 15 gramos diarios como máximo (1 pieza de fruta o 2 piezas pequeñas).
  2. Mejorar el flujo biliar aumentando la ingesta de grasas ayudándose de Taurina y Vitamina C.
  3. Realizar limpiezas hepáticas hasta que tras tres consecutivas no se eliminen cálculos. Muchas personas piensan que una limpieza hepática es suficiente. Gran error. La limpieza hepática es un método que requiere una aplicación constante durante una temporada para que se puedan observar resultados verdaderamente significativos, dado que cada limpieza actúa sobre una porción del hígado al azar y no sobre todo el órgano.
  4. Conviene seguir tomando la Taurina y el IP6 durante todo el tiempo que se realicen las limpiezas hepáticas. Aunque concretamente, el día que se realice la limpieza no se deberá consumir ningún tipo de suplemento.

Simultáneamente, entre cada limpieza se pueden consumir preparados de cardo mariano (silimarina) o desmodium

Una vez que el hígado esté limpio de parásitos y cálculos, los suplementos que administremos como ácido alfa lipoico serán mucho más eficaces y es en ese momento donde comienza realmente la regeneración hepática.

El desmodium y el cardo mariano son realmente útiles cuando las vías biliares se hallan expeditas. Resulta ciertamente contradictorio administrar protectores hepáticos sin haber exonerado las vías de excreción del hígado. Aunque por supuesto no negamos que sean eficaces en cualquier circunstancia sino que su acción será más poderosa y rápida si previamente se han eliminado los cálculos y parásitos que obstruyen las vías biliares.
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